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— 5l — de nosotros mismos depende la elección, porque lo que escoja el hombre, eso le dará Dios (1). El que se obstine en su pecado, lleva el camino del mal ladrón, y llegará al mismo término que él. Quien se arrepiente de sus culpas, las llora, y se aprovecha de la gracia, vá, como el bueno, derecho al paraíso. Amados de mi alma, ¿qué camino lleváis? ¿A dónde pensáis ir? ¿Al paraíso? ¿Y os parece buen camino para ir allá el del engaño, la mentira, el escándalo, la murmura- ción y la calumnia, tan trillados y con- curridos en estos tiempos desdichados? ¿Os parece buen camino para ir al cielo el del orgullo que enloquece, el de la va- nidad que ciega, el de la avaricia que en- durece los corazones, y el de la envidia que los llena de odios y resentimientos criminales? ¿Os parece buen camino pa: ra llegar al paraíso el de la deshonesti- dad, el de la lujuria y el de la pornogra- fía que hoy lo mancha todo con su impu- ro cieno? ¿Os parece buen camino el del 2 Eclr. XV. 18

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