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— 122 — estado de idiotismo ó estupidez. Res- puesto de su sorpresa, fué tan espantosa la rabia que de él se apoderó, que se hu. biera suicidado y dado muerte, si los es- píritus pudieran morir. Quiso arrancar de cuajo la montaña del Calvario, y pre cipitarse huyendo en los abismos para no ver su derrota; pero la voluntad omnipo- tente del Salvador lo detuyo allí atado al pié de la cruz, donde vió con espanto de réprobo que por haber atentado contra el justo, perdía su dominio sobre los pe- cadores; por haber maltratado al Señor, perdía los derechos que tuvo sobre los siervos; y por haber ajusticiado al que era Dios, quedaban absueltos de sus pe- cados los hombres: y para no dejarle du- da de esta verdad, se fijaron en la mente de Satanás aquellas palabras del profe- ta: Oh muerte, yo seré tu muerte! Oh in- fierno, yo seré tu vencedor! (D) Y á ma- yor abundamiento, resonaban en sus oídos la voz del Redentor, que profería con eco potente su última palabra: Pa- () Oso. XII1 14