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neh. MAxmmas. Preguntaba San Bernardo qué cosa pudo in- ducir 4 la Majestad divina 4 morir entre dos la- drones, como si fuera uno de ellos, y se contesta 4 si mismo que esto lo hizo el amor, que, al mani- festarse, no busca lo que conviene a la dignidad del amante, sino lo que es itil al objeto amado (1). Si la fé no nos asegurase que un Dios feliz en si mismo ha amado con tanto esceso al hombre, que ha salido como fuera de si por salvarlo, no pudié- ramos creerlo, El amor de Jesus 4 los pecadores ha hecho que la sabiduria eterna se enloquecie- se, anonadandose por ellos, como dice San Loren- zo Justiniano (2). PRop6siTos. Prometamos al Seiior no pasar un solo dia sin darle gracias por el amor que nos tenia, cuando estabamos separados de él por el pecado. Asi, re- cordando nuestras iniquidades y el amor del Co- razon de Jesus, lloraremos aquellas y procurare- mos corresponder 4 éste, amandolo sobre todas las cosas. q Quis fecit hoc? Fecit amor, dignitatis nescius. (2) Vide 8. Alfonso de Ligor. Practica de amar 4 Jesucristoe.1.° n.° 11. sega ii hid sh at
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