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—62— maquinan contra su vida, y que esto va 4 ocasio- narles la muerte eterna. jCuanto hace por librar- los de ella! ;A qué humillaciones desciende por ablandar sus corazones! | Para que nos penetremos de la intensidad de este amor, no tenemos mas que echar una mirada 4 lo que pasa con Jesus y uno de sus discipulos, y quedarémos no solo asombrados, sino rendidos 4 los piés de un Dios tan benigno y compasivo. Era este el mayor pecador, que hubo ni ha- bra hasta Ja consumacion de los siglos, por haber vendido 4 Dios por un precio vil, y haber pecado hasta el &ltimo momento de su vida contra el Es- piritu Santo. jAy! Judas escede en crueldad 4 las fieras mas sanguinarias, y es el mas vil de todos los hombres, pues despues de haber visto con sus propios ojos tanta omnipotencia y bondad en su ‘maestro, se compromete 4 venderlo, no por una suma que él exija, sino porlo que sus enemigos _ dispongan darle (1). Tan grande como todo esto es la malicia de este pecador y tan profundo el menosprecio con que mira 4 Jesucristo. Entre tanto, el que entre todos sus enemigos lo mira con mas aversion y lo trata con mayor avilantéz, es precisamente aquel, 4 quien Jesus muestra un amor mas expresivo, postrandosele (1) Jeronim, in Math, ¢. 26,