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—58— viandades, y arrepentido despues, vuelve al co- razon paternal: ora se llama el buen pastor, que deja aseguradas en su redil las noventa y nueve ovejas, y se fatiga por montes y breiias buscando la centésima hasta que la halla, y por fin protesta que ha venido 4 llamar 4 penitencia, no 4 los jus- tos, sino 4 los pecadores. iQué pruebas tan convincentes y tan sinceras de esta verdad nos dié Jesucristo, y cuan eviden- temente mostré que su corazon estaba herido de este amor hacia los pecadores! Era la salvacion de sus almas el pensamiento tnico por decirlo asi que abrigaba en su seno, y para conseguirla, no omitia ninguno, de aquellos medios que le suge- ria su sabiduria increada: mas cuando yeia que sus gracias caian en almas endurecidas y que es- tas, Iéjos de_aprovecharse de Ja misericordia di- . vina, la menospreciaban {qué era lo que pasaba en este corazon enamorado de los pecadores? jAh! Elamabilisimo Jesus se turbaba y contristaba, manifestando en sus palabras que una pena cruel ° y desgarradora lo oprimia. Asi,cuando descubrié asus discipulos que uno de ellos tenia fraguado en su interior un diseiio criminal, del cual no se separaba 4 pesar de lo mucho que él lo amaba, se turbé en el espiritu (1). (1) Joann, ¢, 18, v. 23,
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