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*% eit MAxmas. Tienen los hombres en general ideas tan ine- sactas de la conducta de Dios con las almas, que creen que aquellos que son amados de Dios, no deben sentir el peso de las contradicciones, que a cada momento les presenta el mundo. Es éste un gran engaho; pues cuanto mas amado es uno de Dios, tanto mas se le ha de parecer en la suer- te temporal, que tuvo este Dios humanado: San Juan de la Cruz no deseaba otra recompensa de sus buenas obras, sino padecer y ser desprecia- do por Dios. Propositos. _ Los impios en su locuradicen a cada paso; “yo- cemos de los bienes presentes y usémos de las eria- turas con toda la fuerza que da la juventud, coro- némonos de rosas, antes que se marchiten, (1) y dejemos por do quiera senales de nuestra alegria.” jAy! con qué verdad puede decirse de ellos lo que afirma David, 4 saber que viera al impio ensalzado como los cedros del Libano y que al poco pasé por donde estaba, y ya habia desaparecido. (2) {Dios mio! jCudnta vergiienza me causan los delitos de (1) Sap. cap. 2. v.68. (2) Psalm. 37. v. 35 36,,

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