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~—~O6— ; ces por lo mismo de llamar la atencion de aquel, sin el cual nada de cuanto existe fuera de él ha salido de la nada. (1) {Qué nobleza tan sublime para la naturaleza humana el tener un individuo de su seno que ha amado 4 Dios, como este merece, por su santidad infinita y por sus perfecciones! jQué dicha seria la nuestra si pudiéramos llegar 4 conocer 4 Dios y amarlo en este mundo como lo. aman los ange- les del cielo! ;Ah! Amémoslo con tanta intensidad, que podamos decir que ni la muerte ni la vida nos separaré jamds de este amor divino. (2) Punto secunDo.—Es el amor una cualidad tan esencial al corazon humano, que le es absolu- tamente imposible vivir sin amar, influyendo tan poderosamente en su existencia, que se puede de- cir que mas vive nuestro corazon en el objeto que ama, que en el cuerpo donde respira. Asi, cada uno se cényvierte en-lo que es el objeto que absorve su corazon: si ama la tierra, es terreno; si ama &# Dios, sera hijo de Dios, pues asi lo asegura el Espiritu Santo. (3) 4Mas eémo conocerémos la naturaleza del amor, que anima al corazon? j|A! Jamas desdicen -las bye Joann . I. y. 3, (2) Rom. cap. 8. v. 39. (3) es: estis vos et sae omnes, [Augustinus Tract 2 in Epist L am Joan. nim. ° 1 ° sf o> Ny RRR He,

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