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—35— venturados del cielo, pues nosotros recibimos la gracia de la superabundancia de Jesucristo. (1) éQuién podra por lo tanto medir la extension del amor, que el Corazon de Jesus tiene 4 su Pa- dre celestial? Si la esencia de la vida eterna con- siste en conocer 4 este Dios verdadero; (2) si el amor, que se tiene 4 Dios, va creciendo en el alma, a medida que va siendo mayor el conocimiento que con su gracia adquirimos de las perfecciones divinas, qué amor tan intenso no tuvo al Eterno Padre el Corazon de Jesus, desde que se efectuéd la Encarnacion en el casto seno de Maria, habiendo empezado su almasantisima 4 ver intuitivamente la esencia divina desde el momento de su creacion, pues desde él estuvo unida hipostaticamente al Verbo Divino? j;O amor sumo, incomprensible é. inexplicable! Los justos que ven en este mundo como por espejo en enigma, y conocen en parte la natu- raleza divina, aman 4 Dios sobre todas las co- sas aprecidndolo tanto, que antes las perderdn todas sin exceptuar su propia vida, que faltar a este amor. Pero el amor del Corazon de Je- sus procede de un alma, que aprecia a Dios ab- solutamente y sin compararlo con ninguna cosa, pues todas son la hechura de sus manos, incapa- (1) Joann. cap. I. v. 16. (2) Joann, cap. 17. v. 2.) 4

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