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on) y entregara a la muerte por salvarlo, nadie puéde dudar del amor infinito que tiene 4 todos los hom- bres. Pero, {quién no se pasma y llenade un san” to pavor, al ver lo que hace este Hijo por cada uno de estos mismos hombres? Antes de entregar- se como victima universal para morir en la Cruz, quiere darse 4 cada uno de ellos separadamente, como victima de amor, quedandose para todos en la Eucaristia en aquel estado en que lo vid San Juan en el cielo, glorioso é inmortal, pero, como muerto. (1) A éste esceso de amor llega el Corazon de Je- sus al encerrarse en la Eucaristia para permane- cer con nosotros, renovando incesantemente el sa- crificio de lacruz. El mismo que en la Encarna- cion se ha dado & toda la humanidad, para que tu- - viera en él una victima digna de la infinita ma- gestad ofendida y con su oblacion la aplacara, se da en la Eucaristia 4 cada cual de sus individuos, entregandole todos los tesoros de su amor, y cuan- tos méritos gané en su vida, pasion y muerte. Y si la grandeza del amor que nos tiene el Pa- dre, se echa de ver en el portento de la Encarna- cion, en la cual el inmenso é infinito‘oculta los atributos y glorias de la Divinidad en un cuerpe- (1) Agnum stanten tanquam occisum,(Apoc. cap. 5. ¥. 6.