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cai le cupola suerte inefable de participar su propia — vida y animacion al Corazon de Jesus, recibiendo de él encambio todos sus divinos sentimientos y afectos, y tuvo la felicidad de ser templo animado del Espiritu Santo desde el momento en que empe- zaste & existir, inmune de toda culpa, llena de gra- cia, rica de todo don celestial y victoriosa del ene- migo infernal. Despues del Corazon de tu Hijo Je- sus, es el tuyo nuestro tinico refugio y consuelo; pues, cuando por virtud del Espiritu divino lo en- jendrabas en tu seno virginal, nos enjendrabas tam- bien @ nosotros 4 la graciadivina, dando al Hijo de Dios y tuyo aquella vida, que habia de sacrifiear, y aquella sangre, que habia de derramar para salvar- nos de la muerte eterna. A ti venimos por tanto, 6 dulce Madre, que tantos dolores y aflicciones padeciste en lostreinta y tres afios, que acom- pahaste 4 nuestro amantisimo Salvador, y te viste traspasada de la espada de las angustias mas crue- les, cuando lo perdiste entre los tormentos de la Cruz: 4 ti suspiramos, porque no hay en tu corazon mas que amor, cariio, dulzura y piedad, y por que sabemos que, apenas el pecador arrepentido llama a tus puertas, le responde una voz de con- suelo, brilla dentro de él un rayo de esperanza, le da la paz ésculo santo, lo purifica la gracia y lo adorna la caridad; 4 ti nos acercamos movidos por

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