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: —340— _ gloria, y para perseverar en el bien hasta el fin de nuestra peregrinacion en la tierra, y pasar des- pues 4 alabarte y bendecirte para siempre en el cielo. Asi sea. MEDITACION. SOBRE LOS SENTIMIENTOS DEL CORAZON DE JESUS EN EL INSTANTE DE SU RESURRECCION, Desde el momento, en que fué formado el cuer- ' po de Jesucristo por virtud del Espiritu Santo en las entraiias de la Virgen Maria, uniéndose a él en el mismo instante el alma, y 4 uno y otro la divinidad, habria sido glorioso, inmortal é impasi- ble, si el Hijo de Dios no hubiese querido renun- ciar 4 estas dotes, que eran debidas 4 la naturale- za hiiniana, desde aquel momento en que él. se unia 4 ella. Mas digndése tomarla pasible y mortal, para poder dar su vida en un madero y vencer la muerte con su muerte: y para esto, fué preciso un portento permanente, pues lo era el que un cuerpo unido 4 la divinidad no fuese inmortal é impasible, asi como lo era tambien, que una alma, que gozaba de la vision beatifica, sufriese amar- . guras y penas, y teniendo todas las cosas en Dios, quisiese vivir en expectacion de alguna, que aun no tenia. gQuién sondeara este piélago del amor