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—338— gre una bebida, estableciendo el convite de amor, con que nos alimentdéramos. {Qué padre ama 4 sus hijos como tit nos has amado? Qué madre se | da en alimento a los que ha engendrado? Y jsera posible que aun haya hombres que te ultrajen con sus indiferencias y desprecios? {Sera posible que aun con esos mismos enemigos de tu religion seas tan compasivo, que, en lugar de disparar_ sobre ellos los rayos de tu indignacion justa, los estés convidando con tu misericordia, si quieren de- jar los caminos de la verdad? ;O Dios de bondad! Quisiéramos nosotros tener el corazon de todos los hombres, para que no hubiese ninguno que no te amase, y para dolernos con todos ellos por nues- | tros pecados y nuestras ingratitudes. No te he- mos amado hasta hoy como debiamos; pero aca- bése el tiempo de pecar, y con fé viva, esperanza cierta y caridad ardiente, empezaremos 4 amarte desde ahora, y no cesaremos de hacerlo, ni por un solo momento de esta vida, para gozar del fruto de tu infinita caridad en la otra. Asi sea, Ramillete de afectos como el primer dia,