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—337— tos: dignos de penitencia y devolvamos amor por amor. El Corazon de Jesus no tuvo jamas mas que un sentimiento, y fué el de amar 4 su Pa- dre y 4 nosotros: nosotros tampoco debemos tener mas afecto en nuestros corazones, que el de amar a Dios sobre todas las cosas, y 4 nuestros prégi- mos en él, por él y para él. Meditese como ayer, y despues se dird la si- guiente ORACION DE DESAGRAVIO, Amantisimo Corazon de Jesus, que abrasado en el fuego de tu caridad infinita hacia los hom- bres, no te contentaste con dar hasta las tltimas gotas de sangre para redimirnos, sino que aplicas- te 4 nuestros labios este licor divino, para que lo bebiésemos y recibiésemos con él fuerza y vigor para ser puros y castos, y para que nos des pren- diésemos de todo lo terreno y solo suspirdsemos por las cosas celestiales; recibe nuestras lagrimas que derramamos en tu presencia, llenos de amar- gura y de pena por haber sido tan ingratos 4 tu amor. jAh, Sefior! ;A qué extremo te condujo el deseo que te abrasaba de nuestra felicidad! Nos preparaste en tu cuerpo un manjar y en tu san-

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