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—334— timientos tan afectuosos conmueven su Corazon! jQué afectos tan tiernos y amorosos lo inflaman! jCon qué calma y serenidad los expresa! jCon qué generosidad tan divina los manifiesta y confirma! De alli 4 unos cuantos momentos va a entregar- se 4 los que lo han de crucificar, y lejos de ha- llarse preocupado con la idea de los tormentos y de la muerte, que va 4 padecer, cuyos pormeno- res le son conocidos, solo piensa en empefiar 4 los hombres 4 que lo amen, dandoles un don, con cuya posesian no pueden menos de hacerlo. Y no es este presente un objeto inanimado, fragil y con- sumible, como los que se dan los hombres entre si, cuando se separan para siempre, sino uno que encierra en si lo presente, lo pasado y lo futuro, el tiempo y la eternidad, es decir, su propio cuerpo, su alma y su divinidad. jOh amor incomprensible! jOh caridad inefable! Al encerrarse Jesucnisto en la Eucaristia, se que- da con los hombres, tal como es, Hijo de Dios engendrado eternamente por el Padre, sabiduria incréada, criador y conservador del mundo, y hijo del hombre, engendrado en el tiempo en las purisimas entraiias de la Virgen Maria: por con- siguiente, quien lo reciba, tendra dentro de si cuanto Dios era, es y serd en su naturaleza divi- na, y cuanto Dios qniso hacer como Salvador en