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—323— su rocio y se habia de dejar ver en la tierra el enviado de Dios, que romperia las cadenas de la culpa, y abriria la era de la felicidad eterna. Sa- bian estos justos que Dios estaba airado contra los hombres, porque su primer padre lo habia despreciado, y les constaba que ni los holocaustos, ni las ofrendas tenian virtud para extinguir el fuego de la justa indignacion del cielo, y que es- ta estaria en pié hasta que el deseado de las gen- tes entrase en la tierra, y ofreciese un sacrificio, que agradase 4 Dios y santificase 4 los hombres, jAh! ,Quién es capaz de explicar cual sea la ale- gria, que inundaba los corazones de estos justos, cuando Dios levantaba delante de ellos el velo que encubre el porvenir y les revelaba las marayillas de su conversacion con los mortales, los fayores infinitos que estos habian de recibir, y la gloria, que de todo ello habia de resultar 4 su nombre divino? El primer momento de vida del Corazon deJe- sus fué bastante para satisfacer las aspiraciones y los anhelos de todos estos justos, pues en los sen- timientos de amor que tuvo, did mas gloria 4 su Padre que cuanta le dieran todos los santos de la ley antigua y le darian los de la nueva. Y en efec- to, unida la naturaleza humana 4 la divina en la persona del Verbo eterno, vé el alma de Jesus lo 22 uk Se aeal oktia ha

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