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—312— ma, y sin embargo, tiemblan ante él y lo detes- tan. (1) Mas, cuando el alma se acerca al. Cora- zon de Jesus, para aprender en él las perfeccio- nes de la Divinidad, como va al Hijo traida amo- rosamente psr el Padre, (2) ama con tanta mayor eficacia, cuanto es mayor el conocimiento, que Dios la inspira, de su belleza infinita, tocando asi al ultimo grado de perfeecion, que consiste no so- lo en conocer la verdad, sino en amarla. Es éste otro fruto,.que sacamos de la devocion al Corazon de Jesus, cuyo amoroso seno no po- demos mirar, sin ver al momento cuanto Dios ha hecho por nosotros para que lo amemos. Es pre- ciso que conozcamos nuestra miserable condicion, la cual necesita ser estimulada al amor divino por medio de los favores; pues debiéramos amar a ~ Dios, porque es infinitamente bueno, santo y jus- to, y por las perfecciones inefables de su natura- leza increada: mas, mientras estamos vestidos de esta carne miserable, que nos arrastra 4 Ja cor- rupcion, y hasta que no lleguemos.4 ver 4 Dios, como él es, en el cielo, jcudn dificilmente nos po- drémos internar en la contemplacion de aquel oc- céano inmensurable de Jas perfecciones divinas! Pero sea bendito el Eterno Padre, que nos man- dé 4 su Hijo, para que en él viéramos retratadas (1) Jacob. cap. 2. v. 19. (2) Joann. cap. 6. v. 44.
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