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—3ll— venturanza eterna. (1} O Corazon divino, venero de todos los tesoros, manantial de toda sabiduria’ y fuente de toda luz, yo no quiero poseer otra ciencia sino la tuya, ni recibir otras inspiraciones mas, que las que proceden de tu seno santisimo: porque éstas solas me ensefaran 4 conocer la san- tidad infinita de Dios, para conformarme 4 ella en mis obras; su belleza incomprensible, para con- sagrarla todos mis afectos; y mi un nada y miseria, para humillarme. Punto SEGUNDO.—Para amar 4 Dios, es nece- sario recibir de él mismo la gracia que nos viene junto con el conocimiento, que de sus perfeccio- nes nos da la fé divina: porque no basta, para amarlo, el’solo conocimiento que tengamos por la razon 6 la experiencia, no pudiéndonos unir 4 ét por caridad, si él mismo no nos llama y santifica. Conocian a Dios los filésofos guiados por las lu- ces de la razon, y no Jo glorificaron: (2) lo cono- cen los impios ¢ incrédulos, y quisieran que no existiese, para que no los castigara: (3) lo cono- cen los pecadores, y lejos de amarlo lo ofenden cada dia: lo conocen, mas que todos, los espiritus malos, teniendo experiencia de su justicia y sa- biendo que es la santidad infinita y la bondad su- (1) Div. Leo. —_ 4. de Resurrect. (2) Rom. cap. 1, v. 21. (3) Psalm. 13. v.