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—310— es el finico, que puede ensefiarnos cual es la na- turaleza del Padre, porque es su Hijo consus- tancial; cudl es su gloria, porque es su resplan- dor increado; y cual es su substancia, porque re- side en él toda la plenitud de la Divinidad. jQué escuela tan admirable nos abre Dios en el Corazon de Jesus para que aprendamos 4 cono- cer sus perfecciones y atributos! Las cosas invi- sibles de la Divinidad se ven en las criaturas, con- siderandolas con atencion; (1) mas, despues que el Dios invisible tomé nuestra naturaleza; des- pues que Jesucristo ha dicho que él y su Padre son una misma cosa en la naturaleza divina; (2) que ha salido del Padre y vino al mundo para salvarlo, (3) y que, despues que subiese al cielo, enviaria al Espiritu Santo, (4) que procede del Padre, para santificarlo, nada resta ya que mani- festarnos, pudiendo decir con santo trasporte que nocemos 4 Dios con tanta lucidez, como si lo viéramos. (5) j;Ah! Si queremos tener un co- nocimiento grande de Dios, busquémoslo en el mismo Dios, acudiendo al Corazon de su Hijo Je- sus, que es el camino de la conversacion santa, la verdad de la doctrina divina, la vida de la biena- (1) Rom. cap. 1. v.20. (2) Joann. cap. 10 v.30, (3) Ib. cap. 16. v. 28. (4) Ibi. cap. 15. v. 26. (5) Auditu auris audivi te: nunc antem oculus meus videt te. Job. cap. 42. ¥ 5.
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