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—303— - sericordias? No es posible que seamos verdadera- mente deyotos del Corazon de. Jesus sin amarlo, y mientras perseveremos en suamor, ,quién podra arrancar de nuestras almas la esperanza que nos ha infundido el Espiritu Santo, cuyo templo so- mos? {Quién podra quitarnos aquella fé, que nos dice que Dios, juez justo, prepara en los cielos una corona de justicia para todos los que aman su venida? (1) Podra suceder que caigamos en peca- do mortal y perdamos Ja amistad divina, porque nuestra fragilidad es grande; pero, si_meditdse- mos continuamente en el amor y las virtudes del Corazon de Jesus, es casi cierto que no huiremos como Cain, del rostro del Seor, (2) ni nos preci- pitaremos en el abismo de la desesperacion, como Judas: antes al contrario, no nos resolveremos 4 apartarnos de Jesus, no faltindonos una mirada suya, y lloraremos nuestra caida, reconociendo nuestra fragilidad, ingratitud y malicia y pidien- do perdon y misericordia. Si, el Corazon de Jesus es el domicilio del amor, y el arca dela inmensa caridad. (3) De él sale la gracia, con que persevera el justo, y la que saca al pecador del atolladero de la culpa, para que no caiga en el pozo del abismo. {Quién amard 4 es- (1) 2.@ Tim. cap. 4. v. 8. Genes. cap. 4. v. 14, iv. Hiemebeicinaan: ar tas i (2) Genes. cap. 4 , 4. (3) Div.

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