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—302— obrar? Si despues de haber perdido la gracia por el pecado, no nos mirase aun con caridad iafinita, icémo nos levantariamos del atolladero de la cul- pa? Es Dios quien, con una providencia miseri- cordiosa, aparta los lazos disimulados que nos tiende el enemigo y destruye las ocasiones de pe- cado, dindonos fuerza para huir de ellas y forta- leciéndonos para superar los innumerables obsta- culos que el mundo y la carne ponen en el cami- no dei cielo. Asi como, sin la gracia de Dios, no podemos empezar 4 amarlo como 4 fuente de to- da justicia, asi, sin la gracia de la perseverancia, no es posible que lleguemos al fin de nuestra vi- da mortal en su amistad, para gozarlo como bien sumo. Mas, si verdaderamente profesamos al Corazon de Jesus una devocion sincera, jcudntos y cudn poderosos motivos no tenemos de esperar que to- carcmos al extremo de la vida presente en cari- dad perfecta? Correspondiendo siempre 4 las ine- fables finezas de este Corazon divino, aborrecien- do cuanto le desagrada, huyendo de toda accion, palabra y pensamiento que sea contrario 4 su san- tidad infinita, y reconociéndonos indignos de que el Dios de inmensa magestad se complazca en fayo- recer nuestra bajeza, {no aumentard en nosotros sus auxilios? ind hard brillar cada vez mas sus mi-

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