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—298— despues de esta vida, no hay mas que dos luga- res, de tormento y llanto uno, y de gozos y pla” ceres otro, dividiendo 4 entrambos un caos impe- netrable, no pudiendo pasar los precitos al lugar de las delicias, ni decaer los justos de la gloria de que gozan, porque todo sera inmutable y eterno. Mientras vivimos en el mundo, vamos caminan- do 4 la eternidad, soportando las penas de esta vi- _da con laesperanza de la retribucion eterna, y te- miendo al mismo tiempo los rigores de la justicia divina, ignorando, como ignoramos, cual sera nues- tra suerte, pues no puede saber el hombre si es digno de amor 6 de odio, (1) 4 no ser que Dios se digne reveldrselo. Pero jpodra ser esto un moti- vo para que vivamos siempre entre ansiedades mortales y entregados 4 una turbacion continua? jAh! no; debemos temer nuestra miseria, no enor- gulleciéndonos, sino estando firmes en: la fé y obrando nuestra salvacion eterna con temor y temblor, y creyendo firmemente que el gue em- pew la obra de nuestra santificacion, la Uevard & cabo, (2) Por eso Jesucristo nos dice que velemos siempre, pues no sabemos el diani la hora, (3) y nos manda que pidamos, sin cesar, 4su Padre cuanto necesitemos en su nombre, seguros de que (1) Eccli. cap. 9. v. 1. (2) Philip. cap. 1. v.6. (3) Math, cap. 25.v. 13.
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