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—29T— DIA TREINTA Y DOS. Todo se dice como el primer dia hasta la si- guiente MEDITACION. LA DEVOCION AL CORAZON DE JESUS SIGNO DE PREDESTINACION. Punto prrmero.—Consistiendo la felicidad del hombre en amar y poseer 4 Dios eternamente en el cielo, una vez conseguida esta dicha, todo lo hemos ganado, aunque en la vida presente hu- biéramos sido tan desgraciados como el pobre, que, roido de filceras y acosado por el hambre, deseaba hartarse con las migajas que sobraban en Ja mesa opulenta, sin que nadie se las diera. (1) Mas, si no nos tocase esta suerte feliz, aunque hu- biéramos tenido en la tierra todas las riquezas y centido todas las coronas y gozado de todos los placeres, todo lo perdemos para siempre; porque, (1) Lue. cap. 16. y, 21.
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