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—288— do 4 detenerse en despoblado; porque, apenas se sabia dénde estaba, se agolpaban de tal modo, que querian acercarse 4 la puerta de su vivienda to- dos los moradores de la ciudad. (1) {Qué alboro- zados andan! Jamds, van diciendo, hemos visto ni vido cosa. semejante en Israel: (2) {Qué doctrina es la suya! Manda 4 los espiritus, y se humillan: to- ca 4 los enfermos, y sanan: habla al mar tempes- tuoso y se apacigua: ensefia con autoridad y ca- rio. ,Quién es este, 4 quien los vientos obede- cen? (3) Este es verdaderamente el Profeta, que ha de venir al mundo. (4) Todo esto se va susur- rando por todas partes, y al poco se despueblan aldeas, ciudades y provincias, corriendo todos 4 Jesus para oir sus dulces palabras, y conseguir tocar, aunque no fuera sino la orla de su vestido, porque salia de él virtud divina, que los sanuba: (5) Asi pasé Jesucristo tres afios continuos, hacien- do bien y sanando 4 todos los oprimidos del dia- blo. (6) Socorria 4 los pobres, alimentaba 4 los hambrientos, limpiaba 4 los leprosos, sanaba a los paraliticos, daba vista 4 los ciegos, oido 4 los sor- dos y habla 4 los mudos, y consolaba los corazo- nes y enjugaba las lagrimas del padre, de la ma- dre, de la viuday de la familia, devolviéndoles vi- (1) Mare. “a, ‘ vy. 83. 45. (2) Math. cap. 9, v.33. (3) 1d. cap. 8. v. 27. oann. cap. 6, v.14, (5) Luc. cap, 6. v. 19. (oh Act. cap. 10. v. 38.
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