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—285— ha comprobado con prodigios, como lo declara, entre otros mil, el que hizo con Santa Juliana de Falconeri. Las muchas austeridades y abstinen- cias le habian ocasionado una enfermedad de es- témago, que la impedia recibir la santa comu- nion, siendo ésta la tinica pena que la afligia. Mas deseando tener el consuelo de ver siquiera junto 4 si 4 Jesucristo, rogé al Sacerdote que la asistia en su tltima enfermedad, que la tragese el au- gusto Sacramento. Hizolo asi el ministro, y, cum- pliendo con los deseos de la Santa, tomé la héstia en sus manos y se la acered al pecho para que la adorase. Pero, joh prodigio! La forma desepare- cié stbitamente, y al poco espiré la virgen: y habiendo sido lavado su cadaver para amortajar- lo, se hallé impresa en el lado izquierdo de su pecho la figura de la misma héstia con la imagen de Jesus crucificado. Tan grato como todo esto es para Jesus unir su corazon con los corazones que lo aman. PrRopositos. Jesucristo es todo amor y caridad, y debemos estar abrasados en su amor, cuando nos acerca- mos 4 recibirle en la Eucaristia. Dignos de reci- bir 4 un Dios nunca seremos, jAy! {Qué criatura