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—279— garse 4 todos y 4 cada uno de los hombres, y for- mar con ellos una union semejante; porque, si al tomar nuestra carne el Verbo divino, se unié por medio de su madre a toda.la naturaleza humana, al dar est misma carne en comida, se une el mis- mo Verbo aunque de una manera diferente, pero inefable, 4 todos los individuos del linage huma- no, dando 4 la encarnacion una especie de esten- sion ilimitada. jAh Corazon magnanimo, generoso y herdico de Jesus! Era purisimo el seno virginal de la Vir- gen Maria, pues concebida en gracia y Ilena_ del - Espiritu desde el primer instante de su existen- cia, no estuvo sujeta, ni por un momento, al dra- gon infernal, ni cometié en toda su vida la mas ligera falta: y sin embargo, fué la entrada del Hi- jo de Dios en su talamo virginal una humillacion tan profunda que el apdstol la llama anonada- miento. (1) ;Ah! ~Cémo llamaremos esa humilla- cion 4 que se sujeta este mismo Dios, al determi-, nar entrar en el pecho de cuantos quieran recibir- lo? Al llegar 4 este punto, humillémonos hasta lo mas hondo de nuestra bajeza y confesemos que asi como solo Dios comprende la sublimidad de sus obras, solo é1 mismo puede apreciar dignamente sus humillaciones. Pero, entre tanto, contemple- (1) Philip, cap. 2. v. 7.
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