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—2T7— DIA TREINTA. Todo se dirdé como el primer dia hasta la siguiente MEDITACION. INMUTABILIDAD DEL AMOR DEL CORAZON DE JESUS. Punto pRIMERO.—Si la divinidad de Jesucristu no resplandeciese en cuanto dijo é hizo desde el portal de Belen hasta el Calvario, bastaria exa- minar lo que hace en la filtima cena para com- prender que era Hijo de Dios, pues solo Dios po- dia idear un portento tan admirable, por ser infi- nitamente sabio; y solo cabia en un Corazon di- vino ejecutarlo, por ser Dios inmutable. No se trata tan solo de quedarse entre los hombres has- ta el fin del mundo, para que no desaparezca de su memoria el gran cimulo de maravillas que ha hecho para salvarlos, sino que quiere el Reden- tor ocultar toda su gloria y magestad bajo las apa- - riencias de pan y vino, convirtiendo la sustancia de estos dos elementos materialesen su cuerpo y Sangre, par a que todo hombre lo reciba dentro de