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—271— que era verdadero hombre, y que tenia un Cora- zon como los nuestros, tierno y amoroso hiicia los amigos, pero excediéndonos inmensamente, pues todos sus afectos eran infinitamente perfectos é infinitamente santos, como afectos de un Dios. Por lo que, asi como al separarse los hombres en- tre si, se dan mituamente alguna prenda en me- moria de su carifio, no quiso Jesus ausentarse del lado de los que amaba, Sin cumplir con esta exi- gencia del amor, mas excediendo tambien infini- tamente en esto & los demas hombres. 7omad, di- ce a sus apéstoles, al darles su cuerpo y su san- gre, este es mi cuerpo, que es dado por vosotros: ha- ced esto en memoria de mi. (1) Por mucho que se amen los hombres entre si, llegado que haya el momento de la separacion, nada queda de ellos, que no sea con mas propie- dad ficcion que realidad, pues no pueden dejar mas que semejanzas inanimadas, restos corrupti- bles, sombras mudas y figuras vanas. No acaece otro tanto al Corazon de Jesus, que ama y da, no como hombre, sino como Hombre Dios, en quien no hay sombras, ni figuras, ni ficcion, sien- do todo en él claridad, verdad y realidad. Hs Dios, y asi como supera infinitamente nuestra ciencia, (2) vence tambien infinitamente nuestra genero- q ( 1) Lue. cap. 22. v. 19. (2) Job. cap. 36. v. 26.

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