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—263—-- . Toda la gloria de los escogidos esta depositada en el amante Corazon de Jesus, pues él es quien con su sangre preciosa nos ha merecido aquella fé, con que creemos los misterios divinos, aquella esperanza, que nos fortifica en las borrascas «le la vida, y aquella caridad, que nos hace hijos de Dios y que no reconoce fin, durando tanto cuante dure aquel, que nos la infunde en los corazones. El que venciere, ha dicho él mismo, recibird de mt un nombre nuevo, que nadie sabe sino quien lo recibe, (1) lo haré columna en el templo de mi Dios, le daré potestad sobre las gentes y le haré sentar conmigo en mi trono, ast como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su tro- (2) Quien me confesare entre los hombres, yo tambien confesaré su nombre y lo pronunciaré delante demi Padre, que esté en los Cielos. (3) Y pensémoslo bien: no hay otra gloria sino ésta, como el mismo que la promete y la da, dijo a sus discipulos: podremos pisotear las serpientes y los escorpiones, y hollar todo el poder del enemigo: pero no nos hemos de gozar, porque los espiritus nos estén sujetos, sino en que nuestros nombres estén inscritos en los cielos. (4) jAh! Es propio del amor desear al objeto ama- (1)| Aposadie: cap. 2. v. 17. on 3. v. 21. (8) Math, ca 8. v. 32. (4) oom: 105-¥. g ° , nt

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