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* —251— manecido fieles 4 Dios en la que les dié al criar- los, siendo aquella esclusivamente para el hom- bre jcudntos canticos de alabanza no dan al Se- hor por haberse dignado redimir al linage huma- no? Y no sin motivo: porque Jesucristo, al derra- mar su preciosa sangre, ha pacificado por ella a cuantos seres espirituales hay en los cielos y en la tierra, siendo desde enténces toda la humani- dad una gran familia, que tiene 4 Dios por Padre, y 4sus angeles por amigos y compaiieros, unidos en una misma cabeza, que es Jesucristo. Y si con su muerte ha merecido Jesus 4 los hombres la gracia, la gloria y la victoria sobre la misma muerte, {cuantas alegrias no ha causado a los espiritus soberanos con su encarnacion, su naci- miento y su resurreccion? Desde que el Hijo de Dios se hace hombre, empieza un nuevo Orden de cosas, en que res- plandecen la sabiduria y la misericordia del ser divino, que sublima Ja naturaleza humana 4 una honra, que no fuera concedida4 los serafines: Un hijo de Adan unido 4 la naturaleza increada se sienta 4 la diestra del eterno Padre, teniendo en su mano el imperio de los cielos, de la tierra y de los abismos,-y recibiendo homenages de hu- milde adoracion de todas las gerarquias del em- pireo: la Virgen que lo engendra en su seno cas-