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—231— de sus abominaciones é infidelidades. Para las al- mas regeneradas, pero decaidas de la amistad di- vina, fué para quienes dijo el Espiritu Santo es- tas palabras, que derraman sobre el corazon aco- sado por los remordimientos un balsamo consola- dor. Procurad no caer en el pecado, sobre todo en aquel que os arranque la estola de la inocencia y os prive de la gracia divina: pero, si alguno tuviese la desdicha de pecar, no desmaye, porque tenemos por abogado delante del Padre & Jesucresto, que es la propicacion por nuestros pecados. (1) Porque Cristo murié por nosotros derramando su sangre: y si antes de sufrir la muerte y pasion, encontra- ban en él los pecadores el perdon y la gracia, con cuanta mas razon no la hallarin ahora que tiene impresas las llagas que le ha costado el rescate del mundo? El amor que Jesucristo tuvo 4 los hombres, lo condujo & extremos inconcebibles: peca el injusto, y es castigado el justo: padece el bueno lo que mere: ce el malo: sufre Dios lo que cometié el hombre. (2) jAh! Ese amor es infinito, no conoce limites, ni pa- dece diminucion. {Ser4 ahora menor que cuando Jesus conyersaba con los hombres? Nadie tenga la desgracia de pensarlo, porque seria ésta la ma- (1) 1. Joann. ¢ap, 2. v. 1.2. (2) Div, August, Medit, cap. 7,

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