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--229— cirlos, dando la mitad de sus bienes a los pobres y devolviendo cuatro tantos mas é quien haya de- fraudado: (1) allies una pecadora publica, que busca d su protector en el convite donde se halla, y se arroja a sus piés, y sin decir uno palabra, derrama sobre ellos dos torrentes de ligrimas, encontrando en él un padre que la perdona, un Dios que la absuelve, y un abogado que la defien- de contra los murmuradores. (2) | jAh! Comprendamos que el espiritu de Jesu- cristo es todo amor, cariio y dulzura hacia los pecadores, pues asi lo mostré no solo 4 los Fari- seos, en quienes la hipocresia habia producido la dureza de corazon, sino tambien & sus discipulos, que, inflamados en cierta ocasion de un falso ce- lo, pretendian vengar la injuria hecha por los Sa- maritanos 4 su maestro, no queriendo darle hos- pedaje. No sabeis de que espiritu sois, les dice: el hijo del hombre no ha venido & perder las almas, sino & salvarlas. (3) Revistimonos siempre de este espirita de Jesucristo, para recibir con compasion i los que yerran, saciindolos con caridad de la sen- da de perdicion, sin olvidarnos de que todos he- mos errado como ovejas descarriadas, (4) y te- niendo presente que todos pecaron y tienen ne- cesidad de la gloria de Dios (5) (1) Lue, cap 19% v. 8. (2) Lue. cap. 7. v. 38. (3) Lue. cap. 9. v.58. (4) Toni, cap. 53. v. 6. (5) Rom. cap. 3. v. 23.

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