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—224— vida. Refieren los actos de los martires, que la gloriosa Santa Inés, instada fuertemente a que aceptase la mano de un esposo, so pena de per- der su rico patrimonio y la vida, contestdé Ilena de calma, que tenia wn Esposo celestial, que la ha- bia vestido de riquisima tinica, realzada de oro, y lahabia adornado con inmensas alhujas, ddindola su anillo, y decordndola con inestimable corona: ame- nazada con que seria conducida «donde perdiese la virginidad, de que tanto se gloriaba: nada temo, contesté, porque tengo por custodio de mi cuerpo un dngel del Senor. Conducida, por fin, al supli- cio, ya tengo, dice, lo que deseaba, ya veolo que esperaba, ya vivo unida en el cielo al que tanto he amado en la tierra. Y al levantar el verdugo la euchilla, ella misma aparta su hermosa cabellera, y presenta su cucllo de nieve: Horaban todos, y ella se alegraba: temblaba el ejecutor del supli- cio, y la nihade trece aiios estaba serena como. un angel. jAh! jQué paz tan inalterable da al co razon del justo el amor de Jesus! Propositos. Para tener nosotros esta paz, no hemos de es- perar a que lleguen los lances supremos, pues no se llega « lo herdico de las virtudes sino despues