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—222— contra los rectores de estas tinieblas del mundo, con- tra los espiritus de maldad en los aires; (1) pero pasaremos seguros por en medio de todos los’ enemigos sin temor 4 sus dardos inflamados, por- que Dios leva é sus escogidos sobre alas de dgquilas; como cosa suya. (2) Hemos de sacrificar aquellos objetos que son mas caros 4 nuestro corazon, de- jando por amor de Jesucristo padres, hermanos y amigos; pero todo esto no es nada, cuando sa- bemos infaliblemente que todo esto, cien veces doblado, se nos dara en este mundo, y ademas la vida eterna. Debemos morir 4 nuestra vida car- nal, sujetando el cuerpo con sus vicios y deseos’ corrompidos; pero vemos en lontananza un peso de gloria inmortal, coronas, lauros y delicias ine- fables que Dios nos prepara» en su posesion eter- na. {Qué dicha, qué felicidad! El Dios de paz y caridad es nuestro bien. ¢Quién nos condenard, ddndonos él pazde su propio corazon? (3) {Serémos por tanto tan insensatos, que busque- mos la paz en los entretenimientos mundanos y en la satisfaccion de los sentidos? j;Desgraciados de aquellos que pretendan sosegar los gritos de su conciencia, que los reprende por su vida licencio- sa, ahogandolos en el tumulto de los especticulos, (1) Ephes. cap. 6. v.12. (2) Exod. cap.19, v. 4. (3) Job. cap. 3A. v. 29. *. 7 8 - »