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ere ery. PUTER iE ‘tros afectos entre Dios y el mundo, sabiendo que Jesus nos ama con todo su Corazon, y que el mundo es enemigo suyo? Pero, para adquirir y radicar en nuestras almas la devocion al Corazon de Jesus, es necesario que entremos dentro del nuestro, como dice un Profeta, (1) huyendo de los espectaculos vanos y perjudiciales. Prometa- mos, pues, al Senor, no acudir 4 reuniones_peli- grosas y diversiones donde peligra la inocencia, empleando aquel tiempo, que los mundanos mal- gastan, en leer y meditar la pasion de Cristo. AFECTOS. O Jesus mio! no merezco yo que ti me deseu- bras tu Corazon, pues ha sido el mio tantas ve- ces habitacion de escorpiones. Pero, }6 hermosisi- mo Redentor de mi alma! Lavame mas y mas de mis iniquidades, para que purificado por ti, pue- da habitar-en tu Corazon, y hacer siempre tu santisima voluntad. (2) Padre nuestro etc. como el primer dia. (1) Redite prwvaricatores ad cor. Isai. cap. 46. vy. 8. (2) Div. Bernard. tract. de Pass. Dom. cap. 3.

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