BCCPAM000539-3-33000000000000
i hasta nuestra bajeza, sino el modo aun mas inefa- ble como Io hizo. Porque al hacerse Dios hombre, no solo se unié al alma sino tambien al cuerpo, to- mando nuestra naturaleza completa y perfecta: de tal manera, que no hay una sola partecita, por mi- nima que sea, del cuerpo de Jesus, que no esté unida hipostdticamente 4 la divinidad. Y bien claro se demuestra ser esto asi, al considerar lo que sucede en el momento de cumplirse este augusto misterio, no queriendo el Eterno Padre que pase un solo instante, sin que conozcan esta verdad las criaturas racionales; pues cuando intro- duce al Primogénito en la redondez de la tierra, dice: y adérenle todos los dngeles de Dios. (1) jAh! Consideremos por un momento con cuan- to amor y alegria, y con qué reverencia y temor van viniendo todas las gerarquias del cielo 4 ren- dir un homenage de adoracion al Hijo de Dios he- cho hombre, y comprenderemos cuan poderosos motivos tenemos nosotros, y cuanta obligacion nos incumbe, de adorar el Corazon de Jesus: porque si es rey y cabeza de los angeles, no viene cier- tamente al mundo, ni para ennoblecerlos, ni para ensalzarlos, ni para redimirlos. Mas, entre tanto, aquel Corazon sagrado es el santuario, donde existen todos los tesoros de la misericordia di- (1) Hebr. cap, 1. vy. 6,
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz