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—211— ga abierta en su costado, no es esta ménos meri- toria, que las que ha recibido en vida, por tenerla prevista y haberla aceptado por nuestro amor y ofrecidola al eterno Padre: pero entre tanto es la que compéndia en si todas las heridas, que han hecho 4 Jesus los hombres inhumanos, la que es- presa con viveza los ardores de su caridad infi- nita, y la que ha resuelto el triste problema, que impedia al hombre la entrada en el paraiso; porque, abierto el costado de Jesus, nos queda franca la puerta 4 su sagrado Corazon, y una vez introducidos en él, nadie podra arrancarnos de su amor: y libres del pecado y heshos siervos de Dios, tendrémos nuestro fruto en santificacion, y por fin la vida eterna. (1) Qué valor no inspira dlos hombres el solo pen- sar que el Dios de infinita grandeza se ha digna- do hacerse hermano suyo, y ocultar los resplan- dores desu gloria en un cuerpo como el suyo que entrega 4 verdugos crueles, y despues que permite que le den muerte afrentosa, aiin se de- ja abrir una gran llaga en su Corazon, para que acudan a él con contianza! Nuestra dicha es inefa- ble, estando ciertos de que Dios nos ama: nuestra salud eterna esta asegurada, desde que Jesus nos pone de manifiesto el camino para ir 4 buscar en (1) Roman. cap. 6, v. 22. 15