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—1— supuesto que solo 4 Dios debemos adorar, reco- nociendo su magestad y grandeza infinitas, y con- fesando sus misericordias hacia nosotros, que comparados con él, no somos ndda. Y en efecto, el Verbo divino, que era desde toda la eternidad Hijo de Dios, consustancial é igual al Padre que lo enjendra, quiso por un acto de su inefable ca- ridad hacerse hombre, y tomando nuestra natura- leza, unirla 4 la divina en su persona, conservan- do cada una de estas dos naturalezas su esencia y propiedades, y subsistiendo la humana con la personalidad del Verbo increado: por lo que ape- nas se consuma esta union admirable, todos los deseos, afectos, sentimientos y aspiraciones del Corazon de Jesus, son divinos; pues no solo es su Corazon el corazon del hombre, sino el del Seiior de los Cielos y la tierra, el del Criador del mun- do, el del Verbo del Padre. Por eso el evangelista San Juan,al exponer es- - te acto de la inmensa caridad divina, despues de manifestar que Dios tiene un Hijo que enjendra eternamente igual 4 si, y que por este Hijo se hizo cuanto existe fuera del mismo Dios, dice que este Verbo divino se hizo carne y habité con noso- tros, (1) declardndonos de esta manera no solo la inefable bondad de Dios, que — humillarse (1) Joan. cap. 1. y. 14.

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