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XI. de la vida de Jesucristo, en que mas- resplande- cen su humildad, su caridad infinita y el deseo ardiente de la salvacion de los hombres, los cua- les son el de su Encarnacion, el de la Institucion de la Eucaristia y el de la Resurreccion. Hemos seiialado el viernes, sabado y domingo de la pri- mera semana de cada mes para hacerlo y ademis hemos anadido al fin una Corona en honor del mis- mo Corazon Sagrado, que puede hacerse ‘cada viernes de la semana, para que de esta manera, sea todo el aio consagrado 4 adorar, honrar y re- verenciar al Corazon amantisimo del Hijo de Dios, que nos amd y nos lavé de nuestros pecados con su sangre. (1) Quiera el cielo bendecir la intencion con que hemos emprendido esta tarea, insignificantemente si se considera bajo el aspecto literario, pero muy predilecta para nuestro corazon, porque trata del amor inefable que Jusucristo nos tiene. Asi lo es- peramos de labondad divina; pues estamos firme- mente persuadidos de que ni el que planta es algo, ni el que riega tampoco; sino Dios, que da el in- cremento. (2) (1) Apoe. cap. 1, v. 5 (2) 1 Corint. Cap. 3. v, 7.