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X. los dolores de su corazon, que se vid este como en una prensa, (1) y le hizo sudar sangre por to- do su cuerpo hasta regar la tierra. (2) Amor co- mo éste no se ha dado, ni puede darse; ni tampo- co hubo jamds angustias mas crueles, pues: el Profeta que las vid, no supo deseribirlas sino di- ciendo que el Corazon se habia derretido en el pecho como la cera en el fuego. (3) ‘Ademias de este amor divino, que el alma fiel y humilde descubre enel Corazon DE JESUS, ve- ra en él el modelo de todas las virtudes, de las cuales nos did tan admirables ejemplos. Alli tie- ne su asiento aquella humildad infinita, que fué el ejércicio habitual de Jesucristo, desde el mo- mento de la Encarnacion hasta que espiré en la Cruz; pues se hizo obediente hasta la muerte. (4) Alli vive aquella mansedumbre, que resplandecié en todas las acciones del Cordero de Dios, el cual enmudecié cuando era llevado al suplicio, (5) y se entregaba 4 aquel que lo juzgaba injustamen- te. (6) Alli se vé la abnegacion del Rey del Cie- lo, que no vino & hacer su voluntad, sino lade su Padre: (7) alli la modestia con que el Seiior del mundo huy6 de los honores que eran suyos, y los (1). Div. Ak Mann. Cap. 27. (2) Lue. cap, 22. v. 24. (3) Ps, cap. 21. v 15, (4) Philip. eS lS ee 53.v. 7. (6) 8. Petr. cap. 2. vy, 28, (7) Joan cap. 6, y. DA aaa