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y Comunion. Trat. 1. 77 dad , en quien descansa , y con ella tiene sus delicias. Es tan hermosa una alma en gracia, que si la vieramos tan bella como está , y la fe nos enseñára otra cosa , la adorariamos por Dios. Todo quanto se puede imaginar en es. te mundo de hermoso , agradable y deleitoso, no tiene comparacion con una alma en gracias Goza en sí de una paz y alegría interior ine- fahle. Es participante de todos los bienes espis rituales que se hacen en toda la Iglesia ; y fi nalmente es heredera legítima de la gloria. Pues sábete que quando pecas pierdes este de- recho que tienes , y quedas en la Santa Igle= sia. como miembro podrido , y rama seca en un árbol muy florido y hermoso. : Y virtual» mente haces un concierto con el demonio , y es , que por aquel vil deleite , Ú interes, ú otra culpa grave que cometes , le haces una como escritura , en que le entregas tu alma, renunciando el derecho que tienes á tanta fe- licidad. ¿Cómo no lloras tu desdicha ,. y el haber perdido tan ciegamente este tan gran tesoro ? Esaú bramaba viendo que habia per- dido un Reyno temporal por una escudilla de lentejas ; ¿y tú no lloras tu desdicha , habien= do perdido el Reyno eterno, quizá. por ménos? Pide á Dios perdon , y dí con David : Redde anihi letitiam salutaris tui. Vuélveme , Señor, la alegría de tu divina gracia , y el derecho que por ella tenia £ la eterna gloria , que á mí me posa haber Hiccho tan mal concierto. Considera lo tercero com especial reflexion
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