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48 Dela Confesior. rebozos 6 las disminuyas. En confirmacion dé esta verdad refieren muchos autores aquel ca- so tan sabido; y es, que entrando un santo: vas ron en una Iglesia cen dia de gran concurso: y jubileo., vió al demonio que estaba muy ofi> cioso- y ocupado arrimado. á un contesonario, y cómo que hablaba al oido de los hombres y mugeres que confesaban ; llamóle , y díxole: Ven acá, mala bestia ; ¿qué haces aquí? Y respondió : Estoy restituyendo á estos , y ú és- tas lo que les he quitado. Pues qué les quitas= te, ¿le replicó el Santo? - La vergienza (dixo) para pecar ; y ahora se la vuelvo para que no confiesen, «Dios te libre de recibir tal restitu= cion. De aquí conocerás (si haces reflexion) lo que te habrá quizá sucedido muchas veces, y €s, tener hecho el ánimo de ir á confesar con gran resolucion de decir todo loque habrás come= tidó,. por mas.grave y feo que sea, y aun es- tando ya en la Iglesia tener este-mismo deseos y quando estás cerca del confesonario , hallar- te muy combatido de” ocurrencias y dificulta- des , ya de pereza , ya de olvido , ya de que hay mucha «gente junto al confesonario , Y te parece que te oirán, ya de que aprendes que el Confesor está de priesa 6 de mal semblante; ya de que te verán tardar mucho ¿ y así será mejor dexarlo para otro dia : con que. todas son astucias del diablo que anda allí: enredan= do'invisiblemenie, para que no confisses Ó ha= gas mala confesión,

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