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46 De la Confesion lo que he faltado enel air, gustar , oler, ázc. y de quanto el demonio , mundo y carne me pueden acusar en la hora de la muerte , y de todo lo que he faltado en los diez Mandamien- tos, y en los cinco de la Iglesia. Otras ván 4 contar historias y cuentos de todo lo que ¡pasó para cometer la culpa. Otras usan mucho de esta palabra: Por si acaso, y vam corriendo por todos los Mandamientos. Me acuso por si acaso hice esto , por si acaso hice lo-otro: y así ensartan una letanía por sí acaso, que na- da dicen, ni el Confesor puede hacer juicio cabal de sus conciencias , y todo no es mas que un gastadero de tiempo. Otras son tan por- fiadas en repetir cosas pasadas, aunque las tengan muchas veces confesadas, que no hay forma de rendirse á lo que el Confesor las or- dena , y suelen andar mudando Confesores; «y en viendo alguna cara nueva , al instante van á repetir, en lo qual se hacen mayor da» ño que lo que piensan; como el enfermo que anda mudando muchos médicos , y la lástima es, que cl tiempo que habian de gastar en ar- repentirse de sus defectos y culpas, en que an- dan quimereando-, -y en disponerse para reci- bir con devocion y reverencia la sagrada Co- munion, le gastan en estas boberíus , porque no quieren sujetarse 4 lo que. se les manda. Otras personas van por otro lado, y es, querer que «todo lo haga allí el Confesor ; y con decir ó responder: Si Padre, no Padre, echan sobre élla carga, No ha de ser así, sino procurar

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