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y Comunion. Trat. I. 45, si una muger , siendo muy hermosa , se hu- biese puesto feísima , y pudiera recobrar. su hermosura con solo referir en secreto úd al- guno su pecado, y mas si con esto. excusa- ba la muerte , que su marido le amenazaba, pregunto , ¿no lo haria ? Claro está que sí: Y si un ladron, confesando su pecado en se- creto al Juez , se librase de la muerte , ¿seria éste tan necio, que se dexase quitar la vidal ¿Quién tal habia de creer? Pues mira que €s- tá tu alma feísima por las culpas que callas por vergilenza , y está por la presente justicia condenada 4 muerte eterna. Si confiesas bien; se pondrá hermosísima como un ángel; pero si no, teme no se execute en tí la sentencia como en esta desdichada muger. ¿Qué diera ella por tener ahora el tiempo que tú malogras? Teme no se cuente de tí algun dia otro caso como el que se ha referido. CAPÍTULO 1V. De otros modos inútiles y superfluos de acusarse, Ysoitien har? de excusar en la Confesion de muchos modos inútiles y palabras superfluas, de que usan algunas personas , como es decir; Me acuso que no traigo el dolor que debo', ná he exáminado mi conciencia , como soy obliga- da; porque si conoce en sí esto, prevengalo á4n+ tes, Óó no llegue 4 confesar. Otros dicen: Me acuso de la soberbia, irá, envidia ,; dc. y de
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