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e33 De la Confesion pechos y brazos muy descubiertos, y uma en la muy larga, con un diablo recostado sobre ella, y decia: Yo provoco á estos diez. Lue. go habia-una vieja envejecida en maldades, eo: mo otra Afrodisia, con el oficio que se puede considerar: que decia: Yo enredo y sonsaco 4 estos once. Seguíase ¡un Maestro de obras, $ Albañil, que decia : Yo edifico para arruinar á estos doce. Luego habia un Sastre muy car- gado de retazos, y con muchas ideas de usos nuevos ,, que decia: Yo visto y despojo á estos trece. A estos se seguia un Asentista ó Admi= nistrador con vestidos muy ricos y ensangren- tados, que decia: Yo desuello y destruyo á estos catorce. Despues estaba un gran Minis- tro, ó como Juez y Padre de república, muy autorizado, que decia : Yo consiento á estos quince. Luego estaban con igualdad un Mé- dico, un Girujano y un Boticario, que cada uno decía: Yo mato á estos diez y seis. Des- pues habia un Sacristan con su hisopo y cal- dera, que decia; Yo deseo que mueran estos diez y siete. A todos estos se seguia un Pre- dicador ey un púlpitó muy adornado de flo- res y hojarascas, que tenia un grande audi- torio de politicones y discretas como aplau- diéndole, y decia: Yo entretengo y adulo, quando debo desengañar á estos diez y ocho. Por último se seguia un Confesor , sentado con gran prosopopeya en un confesonario con dos mangas muy anchas , y levantando el brazo con ademanes de echar inconsiderada absola-

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