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: y Comunion. Trat. PT. 343 fafiernos. Bien notorios son estos males y ti sanías , y no los ignoran las superiores cabezas, con que pudiendo remediarlo, si no lo hacen, pueden temer ser participantes del eterno cas- tigo, como quizá lo son del interes, regalo y agasajo. Los que andan enfrascados en estas ganancias (que son inmensas) se suelen armar de razones para defender ó paliar sus tiranías; pero no es fácil puedan desechar de sí el gusa- no roedor de la conciencia que los desengaña, Y á todos responderé, que en qualquiera em- pleo de estos que se ocapen d introduzcan , sa- quen muy enhorabuena una prudente y mo- derada ganancia ó cómodo salario, pues ca= da uno come de su oficio, y esto es lícito; pes ro ir solo- 4 echar por medio y 4 vanderas des- plegadas en tantas trampas y zancadillas co- mo se ven y lamentan , tomando por escudo li autoridad suprema , esto es llevar camino de condenación. Esto es ser ladrones políticos, así como los de un monte son infames. Á estos persigue la Justicia, y á aquellos quizá abri- gan los Tribunales. Son los ladrones como los excomulgados , que unos son tolerados , y otros no tolerados. Los infames, y que andan por ésos montes fugitivos, son quizá mas di- ehosos , pues aunque comunmente paran ca una horca; pero al fin se confiesan y arrepien= tén, y de ciento, dice San Agustin, que se condena uno: pera estos políticos , de que hay tanta abundancia en tratos, tiendas, tribunales y administraciones, y que viven con tanto tren,

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