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y Comunion. Trat. VI. 297 jez. y quizá paran en una horca Los Maestros son tambien como coadjutores de los señores Curas, y esforzándose cada uno en su minis- terio , tiene maravillosos efectos. Para lo qual ayuda mucho que los señores Curas les pro= curen aumentar algun situado anual, ó solici= tarlo con los señores Obispos y pueblos, pues en muchos lugares es tan poco lo que les va- le, que no se pueden mantener. Gran premio tendrán de Dios los que dexan fundaciones de escuelas y estudios en lugares. Lo mismo en. su modo , en órden á la acu= sacion , se ha de decir de los Maestros de gramática y otros artes , de los Ayos de niños y de las Maestras de niñas. Y los estudian= tes y colegiales deben hacer. grave escrúpulo, y acusarse sino logran el tiempo y aprovechan en sus estudios. O si gastan á sus padres el caudal, y despues se quedan unos infanzones , ke. e. Los casados se acusarán en este quarto Man- damiento de loque faltan entre sí mismos. El marido dirá así: Me acuso que á mi muger la he tratado mal de palabra ú obra, sin justa causa, Ó la he echado maldiciones. No he to- mado sus consejos y amonestaciones que me daba, con deseo: de que me enmendase de al= gun defecto ó vicio, como es , beber vino con exceso, Ó jugar demasiado , venir tarde , ó echar votos y juramentos. No la he asistido en esto ó en aquello como debia. No la he de- xado muchas veces que gobierne y disponga en las cosas de casa , que son mas propias de

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