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270 De la Confesion de obsequio ú Dios; pero pecaban gravísimas mente por seguir mas la pasion de su depraya- da envidia, que á la luz y desengaño que .ese mismo Señor les daba en lo interior de su con= ciencia de que obraban mal: y así, en medio de su mal dictámen pecaban gravísimamente, Lo mismo confiesa de sí San Pablo quaudo per- seguia 4 la Iglesia, juzgándolo entónces con su pasion desordenada por verdadero zelo de la ley de Moysés; pero. delante de Dios no fué recto este su zelo; y así le dixo: Suulo, ¿por qué me. persigues? A este modo obran muchos ciegos de sus pasiones, con que ofus- can la recta razon , y quieren convertirlo todo en su favor y amor propio. Esto. lo demuestra «claramente la experien- cia, quando algunos se dexan arrastrar de la pasion (supongamos de la ira), queestando sus eorazones llenos de rencor contra su próximo, es cosa notable cómo lo palían y dan á:enten- der quando se acusan, diciendo , que se ha- llan agraviados, que Jes han hecho estos y los otros perjuicios, que han murmurado solo en eosas de condiciones; pero que no tienen ma- la voluntad , y que perdonan ; y si bien se exá- mina , se hallará que no pierden ocasion de hablar mal de aquel sugeto, y que no le pue- den ver, y se complacen desu mal, y lo de- “sean y solicitan en ausencia y en presencia, por sí y por otros, y suelen ser causa de mu- chos males que se les sigue: y quizá estarán incapaces - de absolucion , si no se desdi:

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