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262 == De la Confesion del purgatorio, y vió que las lágrimas y ora. ciones de las personas que habia confesado, le aliviaban mucho sus penas: sacáronle presto de ellas , y luego le vió sobre el altar de Santa Ca- talina, donde solia decir Misa; y los hijos. de confesion difuntos viniéron allí del cielo, y le lleváron á gozar eternamente de sus glorias. Y ahora concluyamos estos dos tratados con unas ternísimas palabras de nuestro Señor Je= suchristo , que reveló 4 Santa Brígida (lib. 1, Revel. cap. 19. y 20.), en que habla su Ma- gestad con todos los Confesores, Predicado= res, Padres de almas, Sacerdotes y Ministros Evaugélicos; y dice así: Yo. doy voces de to- do mi corazon á todos mis amigos: diciendo: Compadeceos , y tened piedad de mí; no per- doncis trabajo por mi amor, pues yo por el vuestro tanto padecí, comprando con mi san; gre. mis ovejas , y así las amo tiernamente. ; amigos mios! Si fuera necesario volver ámo- rir por las almas, hiciera por cada una quanto hice por todas , y ántes pasaria por esto , que por carecer de ellas. Yo juro por mi deidad, que daré 4 mis amigos que me ayuden á ga- parlas, premio copiosísimo, y á mí mismo en gozo sempiterno. El abismo insaciable del in- fierno siempre está abierto, y en él caen al- mas , como caen del cielo copos de nieve en la tierra. No. cesen pues mis amigos de predicar y amonestar , pues por su voluntad y trabajo en beneficiar las almas (aunque no se convier- ta ninguna ), tendrán tanto premio como si las

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