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O A A AR AE - y Comunion. Trat. 17. 261 cadores “y Confesores , porque. esos muchos que hay, no' son todos obreros miós ¿ pues no pro- curan, ni pretenden el aprovechamiento de las almas , sino sus provechos vanos. (Lib. 3. eap: 5:) Gran desdicha” será para aquellos Predica- dores, que despues de haber gastado muchos años el calor natural, y aun dinerós, en*es- tudios con “largas fatigas , desvelos y” sustos] que suelen parar en “perder la salud, y “aun en ponerse éticos y tísicos, hallarse-ál tabo de la jornada vacíos de premio, y quizá dignos de un eterno castigo, semejante al que se reveló áú un sierro de' Dios, como refiere el Padre Gavarri en sus Instrucciones ,*el qual vió en el infierno 4 muchós Predicádores con “las bocas llenas de un hediondísinio estiércol por su vana predicación: Sw Magestad nos dé luz 4 todos los Predicadores” y" Confesotes para conocer muestro riesgo', y para la enmienda. Concluyo- este capítulo con un eéxemplo de mucho consuelo” y “aliento' para los Confesores, que refiere: el P. Fix: Jordan de Saxonia en las Vidas de los Eremitas de su sagrado órden: (dibi2: cap: 13) Habia, dice, un Religioso Predicador que tenía muchos hijos € hijas de Gonfesion y y oja de buena gina las Confesio- nes de los pobres,” Estando para: morir ¿ vió una sierva de Dios en espírita, que hasta que rendia'el- suyó' el Predicador ¡“era hijo de per- dicion:; y extónees le: dió miestró Señor gran- dos: auxilios, y se salvó. Fué 4 graves penas

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