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AAA y Comunion. Trat. 17. 25t én su casa. Y oxalá hiciesen múchos lo qué hizo un prudente caballero, que en un tajo hizo con una cuchilla menudos pedazos todos los diges profanos de su muger. Y estas deben temer, que á buen librar tendrán un terribi- lísimo purgatorio si no se emiendan. Hablar ni escribir contra las colas se reputa de muchos por tiempo perdido, porque dicen que eso suele ser distincion de personas, dd lo mas una superftuidad , que se pagará con muy buen purgatorio. Tambien ha habido exemplares, en que el diablo las ha elegido para carroza, y así allá se la hayan con su vanidad. Lo que nunca es lícito es la demasia- da desnudez de pechos, brazos y pies, y por este medio caza el demonio á muchos lasci- vos. Y para que vean lo que siente el demo- nio que haya en estos excesos modestia y ho- nestidad, referiré lo que me sucedió en Ma- drid estando imprimiendo este librito. Acompañaba yo á'un Religioso que iba 4 yer y consolar en una gran tribulacion á una hija de confesion virtuosísima ; y en prueba de esto, permitia el Señor que los malignos la atormentasen , pues estaba espirituada. Era ho> nestisíma , y pareciéndole que tenia descubier- tos los brazos, y que ofenderia la vista de los huéspedes , estiraba las mangas del justillo pa- ra taparlos mas, y el mal huésped que en sí, tenia lo sentia tanto, que la atormentaba por esto : y nos dixo con sinceridad que quando hacia alguna accion de estas para recatarse,